Dijo Jesús a sus discípulos: Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
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Las riquezas no pueden ser el rescate de la vida, según el salmo de hoy.
Existen dos confianzas opuestas: la de las riquezas y la confianza en Dios. Sólo Dios puede pagar el rescate. Las riquezas son pura ilusión. El rico muere, igual que el pobre, igual que el animal. Solo merece la pena confiar.
Una vez escuché esta frase: «Era tan pobre, tan pobre que solo tenía y solo podía repartir… dinero…«.
Fuerte el salmo, pero, ¿qué te parece? ¿Es real?
Mantra: Me saca de las garras del abismo.
Paz y Bien, Bendiciones.
Salmo 48 B
Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
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