Poco después, un ángel del señor se le apareció a José. “Hijo de David, no temas casarte con María. Ella dice la verdad. Su hijo salvará al pueblo de Dios de sus pecados. Deberás llamarlo Jesús”.
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La convocatoria de oriente a occidente de Dios empieza en primer lugar por la inutilidad de los sacrificios. ¡qué actual suena!
A Dios no se le compra con limosnas, pequeñas ni grandes, ni con ofrendas, ni con oraciones…, Dios simplemente ya está de nuestra parte, por eso, cuando nos presentamos ante Él, la mejor forma es la Alabanza.
¿Salen de tu boca alabanzas?
Hoy es día de san José, el padre de Jesús, y la iglesia católica celebra un año especial dedicado a él. El supo escuchar, aceptar y cumplir su misión con amor y sencillez si quieres conocer más haz clic aquí
Dos decretos a elegir:
Invócame el día del peligro: yo te libraré, y tú me darás gloria.
O este:
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Bendiciones, hasta mañana.
Escúchalo léelo:
Salmo 49 B
«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
–yo, el Señor, tu Dios–.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños;
pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.
Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.»
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Señor…
Líbrame del peligro!