Amanece en Santiago de Compostela. Imagen de Fray Paco Castro

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez»
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Si llevamos hablando del sueño y su importancia en los dos salmos anteriores, en este, un tema no menos relevante. El amanecer. El despertar.
¿Qué es lo primero que haces nada más «saltar de la cama»? El primer pensamiento, el primer acto, la primera palabra de la mañana, señala el propósito de la jornada. Todo camino empieza con el primer paso.
Jaculatoria: «Por la mañana te expongo mi causa, y me quedo aguardando«.
Te puede servir esta oración para comenzar el día, haz clic aquí.
Paz y Bien. Hasta mañana

Salmo 5

Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. 

A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.

Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.

 En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.

Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.

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