Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
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El salmo retrata dos actitudes. La de la maldad que se cree poderosa e inexpugnable que, incluso genera muchas riquezas y habla con arrogancia porque su «lengua es navaja afilada». Y el de la bondad, que parece débil e indefensa. Cuando estas dos actitudes se presentan delante de Dios…, el salmista, lo tiene claro, confía en la misericordia de Dios.
Te pregunto: en el día a día, ¿a cuál le das más cabida?
Jaculatoria: Confío en la misericordia de Dios por siempre jamás.
Bendiciones, hasta mañana.
Léelo o escúchalo:
Salmo 51
Contra la violencia de los calumniadores
¿¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el piadoso?
Estás todo el día maquinando injusticias,
tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes;
prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez;
prefieres las palabras corrosivas,
lengua embustera.
Pues Dios te destruirá para siempre,
te abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará tus raíces
del suelo vital.
Lo verán los justos, y temerán,
y se reirán de él:
«mirad al valiente
que no puso en Dios su apoyo,
confió en sus muchas riquezas,
se insolentó en sus crímenes».
Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.
Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno».
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