La llegada de la primavera es un cambio radical en las estaciones. El letargo del invierno se va yendo dejando paso al impresionante despertar de la naturaleza en la primavera.
Así es el encuentro de la persona con Dios, una especie de primavera en el espíritu que llena el corazón de frutos y que están manifestados de forma bella en este salmo.
La abundancia es don de Dios.
Abundancia de paz en el corazón que se irradia en la familia, en el trabajo, en la calle…
Abundancia de sabiduría en la que tomas las decisiones adecuadas y eres luz para los que están a tu lado que te siguen de forma discreta por caminos de paz.
Abundancia de armonía de tal forma que tu vida es un canto de amor que se escucha y hace bien al alma, al espíritu, al cuerpo..
Dios es tan generoso que es abundancia, prosperidad, armonía…, “la acequia de Dios va siempre llena de agua”…
Paz y abundancia para el día de hoy. Hasta mañana.
SALMO 65-64
2Oh Dios, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
3porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
4a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
5Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
6Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
7tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
8tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
9Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
10Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
11riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
12coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
13rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
14las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.