En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
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Jerusalén, el monte Sión y el Templo son más que lugares físicos. Son el hogar donde vive Dios. Ambiente escucha y de perdón, de gozo y de saciedad, de abundancia y de belleza.
El fiel acude al Templo. Yahvé le escucha y le responde. Es poderosos es el liberador de la opresión, el creador y señor del universo y de la historia, y, que al mismo tiempo, está atento a las cosas más pequeñas. Ante Él, todo poder se rinde. Ante su presencia la tierra se viste de colores, las espigas, movidas por el viento, aplauden y cantan….
La creación entera vive, canta, alaba, aplaude…, ¿nosotros?…, también lo hacemos
Decreto: Los valles se visten de mieses, que claman y cantan.
Propuesta de entonar un hermoso Canto de la Creación, insisto, ¿te unes?
Paz y Alegría, hasta mañana.
Escúchalo:
Salmo 64
¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tu escuchas las suplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tu eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
tú, que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú, que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
los llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua
preparas los trigales;
riega los surcos, iguala los terrones.
Tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus vienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
y las praderas se cubran de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que claman y cantan.
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Hola, ¿cómo cantar a la Creación? ¿Como Fray Paco y Petiño en el primer enlace? o quizás descubrir con Myriam el Iberá?