Octava de Pascua. Sábado de la Semana de Pascua
Jesús, que había resucitado, a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
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Romano el melódico escribía: ¿Quién nos dará la fuerza para luchar con los pueblos y las naciones como nos lo has dicho, nosotros que no tenemos letras ni cultura, que somos humildes pescadores, el único que conoces el fondo de los corazones?» «No se atormenten más vuestros corazones, que el Enemigo no turbe vuestro espíritu. No penséis más como niños… No quiero vencer por la fuerza, sino por la debilidad. No busco filósofos: escogí ‘lo necio del mundo’ (1Co 1,27), yo que sólo conozco el fondo de los corazones.»
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Días de Pascua. María Magdalena, –de la que había sacado siete demonios– creyó y se convirtió testigo de Cristo. Los apóstoles no creían…, no es fácil –incluso, hay que reconocer, es imposible– entender los misterios de Dios y de Jesús, con la sola razón, con la sola mente. Hay cosas que están más allá.
La fuerza de Dios está en el mundo, solo se puede ver con unos «ojos» como los de María Magdalena, que «ven más allá«, son los «ojos del amor y la misericordia«.
¡Paz y Alegría, Feliz Pascua!
Mañana se celebra una de las fuerzas surgidas de Resurrección, la Misericordia, clic aquí.
Salmo 66
El Señor-Adoni tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges al mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga, que le teman
hasta los confines del orbe.
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