Río Paraná- Ituzaingó. Imagen de Horacio Abril

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla»
+++
Que no me arrastre la corriente
. Una cosa es sentir el agua al cuello, como decíamos con la primera parte de este salmo ayer, y otra que te arrastre la corriente, te trague el torbellino, de las aguas sin fondo...
La respuesta del salmista  a esta situación puede ser el decreto de hoy: Acércate a mí, rescátame….
Paz y bien, hasta mañana, bendiciones.

Salmo 68 B

Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude:
 
Arráncame del cieno, que no me hunda;
líbrame de los que me aborrecen,
y de las aguas sin fondo.
Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia,
por tu gran compasión vuélvete hacia mí;
no escondas tu rostro a tu siervo: estoy en peligro, respóndeme en seguida.
Acércate a mí, rescátame,
líbrame de mis enemigos:
estás viendo mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra;
a tu vista está los que me acosan.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay; consoladores,
y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre.

***

¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete

También te puede interesar,

https://www.deoao.org/salud/como-usar-el-tiempo.html
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *