
El ángel, Gabriel, entrando en la presencia de María, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
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Este salmo tiene primero una confusión, luego una bendición y antes, una invitación:
Primero invitación a que Dios forme parte de nuestra Vida.
Segundo la confusión para los que se burlan del amigo de Dios
Tercero la bendición para los que son capaces de descubrir la Grandeza de Jhavé-Dios.
Y una súplica final: «Adonai (Señor) ¡No tardes!«.
Es una buena indicación, que nos pide estar siempre en vela, en estado de «espera» activa.
Jaculatoria: Tú eres mi auxilio y liberación.
Paz y Alegría, hasta mañana.
Escúchalo:
Salmo 69
Dios mío, ven en mi auxilio
Dios mío, dígnate a librarme;
Señor-Adonai, date prisa en socorrerme.
Sufran una derrota ignominiosa
los que me persiguen a muerte;
vuelvan la espalda afrentados
los que traman mi daño;
que se retiren avergonzados
los que se ríen de mí.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
y digan siempre: «Dios es grande»,
los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desgraciado:
Dios mío, socórreme,
que tú eres mi auxilio y mi liberación.
¡Señor, no tardes!
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