
«Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?» Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas?»
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La persona malvada está retratada en este Salmo de modo único: sin penalidades, sin fatigas, orgullosos y violentos, presuntuosos y opresores, rebosantes de felicidad, se burlan de los hombres e incluso de Dios; arrastran tras de sí a otros, despreocupados y acumulan riquezas.
Y de ahí nace el dilema, por una parte: ¿por qué esforzarse en ser bueno? pero, por otra, si uno se comporta como ellos traiciona a sus hermanos…
El salmista se eleva y enfoca la situación con miras altas: por qué el misterio de Dios y… «comprendió».
Afirmación: Entré en el misterio de Dios y comprendí…
Paz y bien. Feliz jornada.
Salmo 72 B
Entonces, ¿para qué he limpiado yo mi corazón
y he lavado en la inocencia mis manos?
¿Para qué aguanto yo todo el día
y me corrijo cada mañana?
Si yo dijera: «Voy a hablar como ellos»,
renegaría de la estirpe de tus hijos.
Meditaba yo para entenderlo,
pero me resultaba muy difícil;
hasta que entré en el misterio de Dios,
y comprendí el destino de ellos.
Es verdad: los pones en el resbaladero,
los precipitas en la ruina;
en un momento causan horror,
y acaban consumidos de espanto.
Como un sueño al despertar, Señor,
al despertarte desprecias sus sombras.
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