Este salmo es una reflexión sobre la historia del pueblo de Israel en su relación con Dios.
Esta historia es misteriosa y se muestra como una parábola. Dios actúa, se manifiesta maravillosamente y el pueblo olvida.
Paradójicamente, se revela, no entiende.
¿Es explicable esta forma de actuar?
¿Es posible que te (me) pase esto ,a veces, a ti (mí)…, que recordemos sólo lo negativo y olvidemos no agradezcamos todos los dones recibidos (la vida, la salud, un cuerpo, el sol, la lluvia, una familia….)?
¿Es posible? Afirmación: Pongan en Dios su confianza y no olviden las acciones de Dios.
Paz y Alegría, hasta mañana.
Salmo 77 A
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado.
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
no lo ocultaremos a sus hijos,
lo contaremos a la futura generación:
Las alabanzas del Señor, su poder,
las maravillas que realizó;
porque él estableció una norma para Jacob,
dio una ley a Israel.
El mandó a nuestros padres
que lo enseñaran a sus hijos,
para que lo supiera la generación siguiente;
los hijos que nacieran después.
Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos;
para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios.
Los arqueros de la tribu de Efraím
volvieron la espalda en la batalla;
no guardaron la alianza de Dios,
se negaron a seguir su ley,
echando en olvido sus acciones,
las maravillas que les había mostrado,
cuando hizo portentos a vista de sus padres,
en el país de Egipto, en el campo de Soán:
hendió el mar para abrirles paso,
sujetando las aguas como muros;
los guiaba de día con una nube,
de noche con el resplandor del fuego;
hendió la roca en el desierto,
y les dio a beber raudales de agua;
sacó arroyos de la peña,
hizo correr las aguas como ríos.