Y dijo Jesús: ««Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.»
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Seguimos con la historia del pueblo de Israel y de su relación con Dios en esta segunda parte del Salmo. Cada vida tiene sus momentos buenos y los menos buenos, como en la relación de Yahvé con el pueblo de Israel.
Sin embargo, las compuertas del Cielo están abiertas de par en par para enviar el alimento que cada uno necesita («el hombre comió pan de héroes«, «les mandó provisiones hasta la hartura») para caminar como hijos de la luz.
Atento las compuertas del Cielo están abiertas, pero no todos abren su corazón para recibir lo que se envía.
Jaculatoria: Dio orden a las altas nubes.
o también, esta tan significativa: El hombre comió pan de ángeles.
Hasta mañana, bendiciones
Escúchalo:
Salmo 77 B
Pero ellos volvieron a pecar contra él,
y en el desierto se rebelaron contra el Altísimo:
tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios:
«¿podrá Dios preparar una mesa en el desierto?
Él hirió la roca, brotó agua
y desbordaron los torrentes;
pero ¿podrá también darnos pan,
proveer de carne a su pueblo?»
Lo oyó el Señor, y se indignó;
un fuego se encendió contra Jacob,
hervía su cólera contra Israel,
porque no tenían fe en Dios
ni confiaban en su auxilio.
Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste;
y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur;
hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas.
Ellos comieron y se hartaron,
así satisfizo su avidez;
pero con la avidez recién saciada,
con la comida aún en la boca,
la ira de Dios hirvió contra ellos:
mató a los más robustos,
doblegó a la flor de Israel.
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