El Universo es maravilloso y grandioso. En medio de esa inmensidad aparece el ser humano, pequeño, diminuto, insignificante ser que ocupa un «minimísimo» espacio…, pero su grandeza es espectacular, única, comparable a los ángeles del cielo….
El ser humano, cualquier ser humano, lleva en su corazón la majestad de lo que es, hijo de Dios, criatura pensante, que tiene capacidad de decidir, de amar, de relacionarse con Dios.
Queda sobrecogido ,abre la boca de asombro admirando el cielo, las estrellas, el mar…, el cosmos, la casa de los seres humanos. Y más todavía cuando te encuentres con los ojos de un hermano, una persona. Mira a los ojos a todos los seres humanos que hoy te encuentras en el camino de la vida. ¡No pierdas esa capacidad de asombro nunca! Tú, eres grande importante, admirable, maravilloso, porque eres ser humano.
Buen día, feliz y admirable jornada. Bendiciones
SALMO 8
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!