
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: «Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
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Y seguimos con el himno del Ungido rebelde. Cuando éste rompe la alianza y es infiel a Dios; Yhavé le hace pasar por pruebas, le muestra su fuerza. Así le derriba de su trono de soberbia e incluso le ha reducido los años de su juventud…
El ser humano, a veces, de forma inconsciente, se mueve por «caminos de cabras», cuando ha sido Ungido para ser Rey, hecho para caminar por «verdes praderas«.
Veremos la respuesta definitiva de Yhavé ante este Ungido rebelde, mañana, en la última parte del Salmo.
Decreto: «Has sometido la diestra de sus enemigos«.
Feliz jornada, bendiciones.
Salmo 88 D
Tú encolerizado con tu Ungido,
lo has rechazado y desechado;
has roto la alianza con tu siervo
y has profanado hasta el suelo su corona;
has derribado sus murallas
y derrocado sus fortalezas;
todo viandante lo saquea,
y es la burla de sus vecinos;
has sometido la diestra de sus enemigos
y has dado el triunfo a sus adversarios;
pero a él le has embotado la espada
y no lo has confortado en la pelea;
has quebrado su cetro glorioso
y has derribado su trono;
has acortado los días de su juventud
y lo has cubierto de ignominia.
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