Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» +++ La figura de Dios a veces parece tan grande y tan lejano, y, otras es, al mismo tiempo tan cercano, tan pequeño… Tan pequeño que parece que cabe en nuestro corazón. Tan cercano que hasta los secretos más guardados quedan a la luz. Cuando una persona se pone delante de ti y empieza a contarte sus secretos le observo, ¡cuánto pudor le da hablar de algunas de sus cosas, porque cree que son secretos inconfesables! Pues para Dios, amigo-a, no hay secretos, todo esta a la luz. No te ocultes de Dios, admite la luz en tu vida y las tinieblas se dispersan. Nada hay escondido para Dios, nada. Ni para tu espíritu si lo dejas a la luz de Dios. Afirmación: Baje a nosotros la bondad del Señor. Hasta mañana. Paz y bien.
Salmo 89
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios. Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «retornad, hijos de Adán.» Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vigilia nocturna. Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. ¡Cómo nos ha consumido tu cólera y nos ha trastornado tu indignación! Pusiste nuestras culpas ante ti, nuestros secretos ante la luz de tu mirada: y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera, y nuestros años se acabaron como un suspiro. Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan. ¿Quién conoce la vehemencia tu ira, quién ha sentido el peso de tu cólera? Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos; por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Danos alegría, por los días en que nos afligiste, por los años en que sufrimos desdichas. Que tus siervos vean tu acción, y sus hijos tu gloria. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos.***
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