Reflexiones para una Cuarentena, en tiempo de Cuaresma
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude».
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada».
Dice Isabel de la Trinidad, de las Carmelitas Descalzas: Vuestra fuerza está en el silencio” (cf Is 30,15)… Mantener la fuerza en el Señor, es hacer la unidad en todo su ser a través del silencio interior, es recoger todas sus fuerzas para ocuparlas únicamente en el ejercicio de amar; es tener esa mirada simple que permite que la luz se derrame (Mt, 6,22). Un alma que entra en discusión con su yo, que está ocupada en sus sensibilidades, que discurre pensamientos inútiles, un deseo sin importancia, esta alma dispersa sus fuerzas, no está del todo ordenada a Dios… Todavía hay en ella cosas demasiado humanas, hay una disonancia.
Mucho corretear de un lado para otro, mucho parloteo sin decir nada, mucho ruido…, casi todo lo importante es discreto, sencillo, silencioso…
Te invito a que, desde este punto de vista, leas el salmo 17 en su parte cuarta haciendo clik aquí.
Jaculatoria- Mantra- Decreto- Afirmación: Tu diestra me sostuvo.