isorna meiriño
Isorna y Meiriño, celebrando sus 94 años. 29.V.2015

In memorian del P. Isorna (1921-2016)

Querido amigo: La palabra amigo tiene un significado especial. Porque es una relación del alma, del espíritu, más allá de la sangre, de las coincidencias ideológicas e incluso más allá de las simpatías y de la diferencia de edad. Amigo es el hermano de espíritu,  el amigo del alma.

Mi querido amigo Isorna. Duele despedirte, pero no tanto. Hasta en esto  de la despedida fuiste un caballero, como en todo, de la cabeza a los pies. Caballero, noble, concreto y maravillosamente cercano y optimista. Entrañable en todo, nos diste un tiempo prudencial para ir viendo cómo te ibas lentamente, a fuego lento, escondido en ese rinconcito del convento franciscano de Noia. Fuiste, también en esto, como en todo, generoso. Poco a poco, sin ruido, sin doblar de campanas te marchaste.

La última vez que fuimos a Santiago ya no  pudiste “patear” tu querida ciudad. Visitamos la ciudad del apóstol en auto, con él llegamos hasta los lugares más entrañables de tus recorridos diarios: tu despacho en la Delegación de los Medios de Comunicación, algunas librerías, donde compramos libros, entre ellos una Biblia con comentarios (compraste varias, como siempre, para luego regalarlas), las oficinas de El Correo Gallego…, un vigilante de tránsito me miró con mala cara, amenazante, pero cuando te vio a ti al lado, se sonrió y dijo “pero si es el Padre Isorna. ¿A dónde van? Esperen que les cuido el auto, vayan tranquilos. ¡Qué bien se le ve, padre!

Hay gestos que marcan a un hombre. Recuerdo ahora dos. El primero la mirada de cariño con que miraste a mi esposa cuando la conociste. Al salir del Convento, sacaste una tijerita y cortaste una rosa y se la entregaste con la misma ternura. Este gesto se repitió con frecuencia cuando nos veíamos en el convento de Santiago o de Noia. El otro fue, cuando visitamos  tu querido pueblo de Cordeiro y  te empeñaste en llevarnos a la iglesia parroquial para mostrarnos el ciprés que plantó tu papá, al pie del  panteón familiar. Entendí perfectamente tu intención, era para cuando llegara este momento, para cuando tu cuerpo reposase allí no nos olvidáramos donde ibas a estar. Sí lo entendimos. Allí iremos padre, cuando viajemos a España, no fallaremos, pero tampoco importa tanto porque estás en nuestro corazón y, en el fondo sabíamos que  tu cuerpo ya hacía tiempo que se estaba yendo, al mismo ritmo  que la edad, a sorbos.

Padre Isorna, gracias por tu caballerosidad, por tu grandeza, por tu sencillez, por tu “fragancia” fresca de franciscano, gracias por tu amistad. Ser tu amigo, es muy normal y fácil. Paz y bien, amigo.

Gumersindo Meiriño Fernández

Vídeos del P. Isorna

  1. Recibe el saludo desde Argentina de su amigo el Dr. Gumersindo Meiriño Fernández

2. Presenta el libro sobre la vida de Sebastián de Aparicio, De empresario a santo. Nota de Correo tv

3. El Padre Isorna y el buen humor