cuevas-de-las-brujas-de-zugaramurdiEl pequeño pueblo de Zugarramurdi es conocido, popular y frecuentemente visitado por las famosas brujas.
El fenómeno de las brujas en aquella época (hace ya cuatrocientos años, hablamos de 1610), -según nos cuenta D. Pello, famoso etnógrafo navarro-, era algo común en los pueblos de la zona: Etxalar, Urdax, Bera e incluso en los franceses como Sare. Quizá por eso en casi todos ellos hay cuevas. Hay constancia de que en Zugarramurdi apresaron a varias de las llamadas brujas y las llevaron al Tribunal de Logroño donde algunas de ellas fueron quemadas.

Dolores, que lleva decenas de años viviendo en Zugarramurdi confirma la historia y añade: “eran buenas, no eran brujas que hacían mal. Ellas conocían las hierbas, sanaban a las personas, hacían sus rituales, pero no eran malas. Ahí cerca de la cueva se juntaban en fechas concretas, todas las de la zona en un lugar que se llamaba Akelarre, que significa el campo del macho cabrío. De ahí viene la palabra Akelarre, aunque ahora se le da un significado negativo-aclara Dolores- (que, de paso nos dice, que muchos de sus sobrinos y vecinos desde hace unos años le dicen Lola)
Continúa Dolores: “En el año 2010 de Logroño nos invitaron para congraciar a las dos localidades. Allá fuimos todos los vecinos de Zugarramurdi. En esa ciudad plantaron un álamo (Zugarramurdi significa lugar de álamos) por cada una de las brujas quemadas y participamos en un acto de reparación y de perdón entre las dos localidades. Luego se repitió un acto aquí en Zugarramurdi”.

Recuerdo que en Oruro- por citar otro lugar de brujas- todavía hoy se ofrecen rituales a la Madre Tierra, que algunos consideran brujerías. Le dicen la mesa negra cuando se preparan ofrendas a entidades poco confusas y la mesa blanca que incluso ofrecen en las Misas por enfermos, para ayudar a personas con dificultades..

-Y, ¿sigue habiendo brujas?-, le pregunto a Dolores. –Y…, -responde- de las buenas, puede que algunas, pero no tanto, pero no tanto como antes creo…”
En mi tierra dicen “yo no creo en ellas… pero haberlas haylas”.
Desde Etxalar, Navarra.

Gumersindo Meiriño Fernández

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