«En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.»
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Sigamos adelante con el Salmo 121, que es uno de los Cánticos de las Subidas (o Cánticos Graduales). Este salmo es conocido por su mensaje de confianza en la protección divina y por su tono reconfortante.
Me cuenta el hombre que va a mi lado, taxista de profesión, la impresión de su primer vuelo en avión. “No pegué ojo en todo el viaje. Cuando había algún pequeño movimiento me ponía en guardia y me preguntaba qué pasaba. Pero luego pensaba y me decía a mí mismo: “no puedo hacer nada, así que intenta dormir”.
La vida es como el viaje en avión de mi amigo taxista. Muchas cosas no dependen de nosotros. Suceden, sin más, sin contar con nosotros. No todas pero sí algunas o muchas y muy importantes.
Solo puedes tener confianza y paz profunda cuando sabes que quien maneja el avión no se duerme, vigila, está atento…y aunque no depende de ti, viajas en paz y tranquilo.
Jaculatoria: El Señor- Adonia te guarda a su sombra.
Hasta mañana, feliz día.

Escucha el salmo:

Salmo 120

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor-Adonai te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor-Adonai te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor-Adonai guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

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