
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerlo en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
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Seguimos con los aspectos del desastre que se abate a nivel personal e incluso a nivel social. Es periodo de la destrucción. En el mundo de hoy, en crisis, guerras, parece que muchos tienen sentimientos semejantes. Son periodos que afectan a los seres de todas las épocas y culturas. Ya tenemos la visión humana pero más allá de esa visión, reaparece el que mira «más allá» y descubre que Dios está, –la misma historia de Israel es prueba de ello– atento y dispuesto a dar una mano. ¡Acéptala! Detrás de todo los desastres que se vienen, el salmista descubre una luz de esperanza, ante el que «permanece para siempre»
Decreto: Ya es hora y tiempo de misericordia
o este otro: Tú, en cambio, permaneces para siempre
o esta otra: ya es hora y tiempo de misericordia
Feliz jornada, bendiciones.
Salmo 101 B
Tú, en cambio, permaneces para siempre,
y tu nombre de generación en generación.
Levántate y ten misericordia de Sión,
que ya es hora y tiempo de misericordia.
Tus siervos aman sus piedras,
se compadecen de sus ruinas:
los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor-Adonai reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones,
quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor:
Que el Señor-Adonai ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte,
para anunciar en Sión el nombre del Señor-Adonai,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor-Adonai.
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Al final siempre está Dios.
Hermosa imagen del cielo.
Paz y Bien.