
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
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Gran canto de alabanza que exalta la grandeza y sabiduría de Dios, quien cuida de los humildes, sana a los heridos y sostiene toda la creación. Resalta que lo que más valora el Señor es la fe y la confianza en su misericordia, más que la fuerza o el poder humano
¡Qué cosas hace Dios, tan sorprendentes!, fíjate: «cuenta el número de las estrellas y las llama por su nombre».
Y esta otra: sana los corazones destrozados, venda sus heridas, sostiene a los humildes…
Conclusión: «merece una alabanza armoniosa » y la mejor melodía es una «alabanza armoniosa«
jaculatoria: «Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa«.
Paz y bien, hasta mañana. Bendiciones
Salmo 146
Alabad al Señor-Adonai, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor-Adonai reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor-Adonai es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor-Adonai sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor-Adonai,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
Que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
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Vaya oración para no perder nunca de vista, ni dejar nunca de ponerla en práctica, ¿o no?