Decía Teresa de Ávila: Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza.
Quizás sea un buen salmo para esta situación que pasamos con esta nueva enfermedad.
Abrigarse en el silencio del recogimiento es una buena medida en espera de que llegue la Armonía y la Paz.
Mantra: Me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la calamidad.
O quizás esta: Mi corazón está firme.
Hasta mañana, Paz y Alegría.
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Léelo escúchalo:

Salmo 56

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a las sombras de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada:

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria mía;
Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.