Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
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Seguimos con el salmo 17, en su tercera parte.
Ver más allá de la formas, de lo material, de lo mundano para elevarse y mirar la realidad en perspectiva y también, para dar a cada uno lo suyo.
A Dios lo que es de Dios, a lo material lo que es material, ya lo dijo Jesús cuando le hablaron de los impuestos al César, “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, porque Dios «retribuyó mi justicia, la pureza de mis manos«.
Sería una buena jaculatoria-mantra para repetir hoy: “ Señor, Tú eres mi lámpara, Tú alumbras mis tinieblas”.
Hasta mañana, paz y bien. Bendiciones.
Salmo 17 III
El Señor-Adonai retribuyó mi justicia,
retribuyó la pureza de mis manos,
porque seguí los caminos del Señor
y no me rebelé contra mi Dios;
porque tuve presentes sus mandamientos
y no me aparté de sus preceptos;
Le fui enteramente fiel,
guardándome de toda culpa;
el Señor retribuyó mi justicia,
la pureza de mis manos en su presencia.
Con el fiel, tú eres fiel;
con el íntegro, tú eres íntegro;
con el sincero, tú eres sincero;
con el astuto, tú eres sagaz.
Tú salvas al pueblo afligido
y humillas los ojos soberbios.
Señor-Adonai, tú eres mi lámpara;
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti, me meto en la refriega;
fiado en mi Dios, asalto la muralla.
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Sí, la Luz del Corazón ilumina los pasos de las personas que buscan con sinceridad.
Señor!!! Tu eres mi lámpara. Gracias amigos GICEM! Paz y Bien.